El otoño se ha abierto con una de las actuaciones más esperadas y prometedoras de la estación, que esperamos madure, se expanda y cobre vida hacia nuevos horizontes. Ha sido gracias a la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Benidorm, que dentro del Ciclo "Grandes Recitales" ha contado con la presencia de Marlene Aquino Viel, soprano reconocida y conocida por la mayor parte del púbico, aunque a algunos les sorprendió por primera vez.Marlene nos deleitó con un íntimo y particular homenaje a la gran soprano María Callas. El recital tuvo lugar la tarde del 18 de octubre de 2.024, a las 20:00 horas, en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Benidorm. La entrada era libre, y acudió muchísimo público, hasta completar el aforo, quedando fuera gran parte de las personas interesadas en disfrutar de una tarde de Ópera. Era un buen presagio de lo que nos esperaba vivir esa tarde. La expectación era máxima, y se notaba en el ambiente. De manera puntual, Marlene hizo su aparición en el escenario, delicadamente vestida para la ocasión, de rojo y acompañada de la excelente pianista Pamela Pérez Heredia. Juntas se adentraron junto al piano de cola, al unísono en un apasionante viaje musical, que de manera natural fue "in crescendo", y que nos sumergió a todos en una experiencia sensitiva que traspasó los límites del tiempo y el espacio.
Como es habitual, Marlene comenzó su presentación con palabras de amabilidad y agradecimiento, y dedicó un espacio suficiente para resaltar la figura y valía de la gran soprano María Callas;
De esta manera comenzó el recital, con una oración en recuerdo de su memoria; el Ave María de Franz Schubert.
A continuación las árias se fueron sucediendo una tras otra, entre las que tuvieron presencia infinita, algunas de las arias más bellas de Puccini, como Vissi d'arte (Tosca), O mio babbino caro (Gianni Schicchi), Quando m'en vo (La Boheme) y Un bel dí vedremo (Madame Butterfly). Y se cerró el Recital con la siempre presente y vibrante Casta Diva (Norma), de Vincenzo Bellini, que desató esos aplausos brillantes que se habían sucedido y multiplicado con cada interpretación. Momentos presentes que se quedan en nuestra memoria para siempre.
Su interpretación musical fue magistral, y así se lo hizo saber el público. En realidad todos sabemos que esas experiencias solo se pueden sentir y vivir en directo.
<span;>Destacaría el brillo y la coloratura de su voz, el conocimiento profundo de cada obra, su capacidad para transmitir los sentimientos que afloran de cada ária y en especial, su técnica vocal. Es todo un conjunto indisolublemente unido, que cuando se da, te eleva hasta el cielo; Y se dió Todo ello acompañado de su rigor a la hora de interpretar un ária, que también es esencial en la ópera
En el escenario Marlene es una diva absoluta y fuera del escenario es una mujer buena, inteligente, educada y sensible. Mujer trabajadora y entregada a los suyos.
Y son precisamente todas esas cualidades que cultiva en su día a día, las que cobran fuerza cuando se sube a un escenario. Precisamente por ello, transcurre el tiempo y cada vez su interpretación es mejor, probablemente porque se mueve dentro de un espacio que es natural para ella.
Marlene ha nacido para la música, y en especial para regalarnos su talento, pero no sólo eso, mucho más, porque la música bien interpretada crea un aura de energía que se expande de manera elevada a fortalecer la paz y el amor universal. Lo suyo es una vocación infinita, fruto de una vida enteramente dedicada a la música.
No puedo cerrar este escrito, sin destacar también, la hermosa interpretación de la gran violinista Esperanza Verdecia Vilier, quien nos deleitó con "Meditación"(Thais) de Julius Massenet, y "Addío del passato"(La Traviata), de Giuseppe Verdi.
Gracias Marlene Aquino Viel (voz), Pamela Pérez Heredia (pisno) Esperanza Verdecia Vilier (violín).