La tarima exterior asequible es una elección popular para jardines y terrazas, gracias a su belleza natural y su capacidad para transformar cualquier espacio al aire libre. Sin embargo, para mantener su apariencia y funcionalidad durante años, es esencial realizar un mantenimiento regular y adecuado. Sigue leyendo aquí, estos consejos prácticos y efectivos te servirán para cuidar tu tarima exterior y asegurar su larga vida.
Entendiendo tu tarima
Antes de adentrarnos en el mantenimiento específico, es importante entender que el tipo de tarima que poseemos influye directamente en los cuidados que requiere. Las tarimas de madera natural, como el pino, el cedro o la teca, necesitan tratamientos diferentes a las que son compuestas o sintéticas.
Identificar el material de nuestra tarima nos ayudará a elegir los productos y métodos de limpieza adecuados.
Limpieza regular
La limpieza es el primer paso y el más básico en el cuidado de cualquier suelo, incluyendo la tarima exterior. Lo que deberías hacer es barrerla regularmente para quitar hojas, polvo y otros residuos.
Además, es recomendable realizar una limpieza más profunda periódicamente, utilizando jabón suave o un limpiador específico para tarimas y un cepillo de cerdas suaves. Esto ayudará a prevenir manchas, moho y deterioro general.
Inspección y reparaciones
Al menos una vez al año, debemos realizar una inspección detallada de nuestra tarima. Buscamos tablas sueltas, clavos salientes, grietas o signos de podredumbre. Es vital reparar o reemplazar las piezas dañadas lo antes posible para evitar accidentes y mayores daños.
En el caso de tarimas de madera, es posible que algunas tablas necesiten ser lijadas para eliminar astillas o asperezas.
Protección contra el clima
La exposición al sol, la lluvia y los cambios de temperatura puede afectar significativamente la vida de nuestra tarima. Para las tarimas de madera, es crucial aplicar un sellador o aceite protector cada uno o dos años. Estos productos ayudan a repeler el agua, proteger contra los rayos UV y mantener la madera nutrida. Para tarimas sintéticas, aunque generalmente requieren menos mantenimiento, es bueno verificar con el fabricante si recomiendan algún tratamiento específico.
Manejo de manchas y daños
Es normal que con el uso y el tiempo aparezcan manchas o daños en la tarima. Actuar rápidamente es esencial para evitar que estas imperfecciones se asienten o causen daños mayores.
Para manchas comunes, un limpiador especializado en este tipo de suelos puede ser suficiente. Sin embargo, para manchas más difíciles o daños como rasguños, puede ser necesario recurrir a métodos específicos como lijar o incluso reemplazar partes de la tarima.
Conclusión: Cuida tu suelo
Un mantenimiento adecuado es la clave para preservar la belleza y funcionalidad de nuestra tarima exterior durante años. Al entender las necesidades específicas de nuestro tipo de tarima, realizar limpiezas regulares, inspecciones periódicas y aplicar los tratamientos protectores adecuados, podemos asegurarnos de que nuestra inversión perdure en el tiempo. Recuerda, siempre debes dedicar un poco de tiempo y esfuerzo en el cuidado de tu tarima, para así poder mejorar su apariencia, y esto te permite disfrutar plenamente de tu espacio al aire libre.