La sociedad humana es sumamente compleja, con una red de intrincadas relaciones de todo tipo, públicas y privadas, domésticas, nacionales e internacionales. Todas estas relaciones son potenciales fuentes de conflictos de distinta naturaleza.
A lo largo de la historia, estos conflictos han dado origen a una serie de actividades vinculadas a la seguridad o necesidad de obtener ventajas de las instituciones y de las personas. Desde el espionaje internacional, pasando por el espionaje industrial, la seguridad pública y privada, hasta el interés de descubrir un engaño o una infidelidad.
Sin duda, las técnicas y procedimientos, para obtener la información requerida en cada caso, han cambiado con el paso de los tiempos y, sobre todo, con el desarrollo tecnológico. Hoy, el espionaje y los sistemas de seguridad, usan la más alta tecnología electrónica, desde los satélites hasta las cámaras de seguridad y cámaras espía.
En el caso de estas últimas, se han visto favorecidas por la tendencia imperante a la reducción de los componentes tecnológicos. Lo cual permite que las llamadas cámaras espía o cámaras ocultas, se puedan esconder en los sitios y objetos más inverosímiles.
Pero, veamos con detalle qué es una cámara espía y, sobre todo, en qué casos pueden ser utilizadas de forma que la información que suministran sea realmente útil.
¿Qué es una cámara espía?
En principio, cualquier cámara fotográfica o filmadora puede ser cámara espía, ya que, dicha condición viene dada por el uso dado al equipo y no, estrictamente, por alguna condición estructural del mismo.
Lo esencial para calificar a una cámara de espía, es que la misma capte las imágenes sin que la persona o personas objeto de la fotografía o filme se percaten de ello. Por tanto, las cámaras espía se ocultan a la vista, de ahí que también se les denomine cámaras ocultas.
Sin embargo, en un sentido más estricto, las cámaras espía, generalmente, tienen un tamaño más reducido que una cámara convencional. A fin de facilitar ocultarla en todo tipo de sitios u objetos. Para ello se emplean las llamadas mini cámaras.
Estas mini cámaras, usualmente, son cámaras automáticas de muy reducido tamaño, sin mayores controles, más allá del disparador. Las hay clásicas, analógicas, con película especial y, más comúnmente en la actualidad, las digitales. Estas últimas han posibilitado llevar la miniaturización a niveles increíbles.
En todo caso, tal como explica el portal digital ElProgreso, el sector dedicado a los dispositivos espías, en especial a las cámaras, ha adquirido un importante desarrollo, con diversidad de modelos adaptados a las distintas necesidades.
Diferencias entre cámaras espía y cámaras de seguridad
Lo que hace la diferencia es el carácter oculto o no de la cámara en cuestión, no necesariamente en términos de su visibilidad, sino, en cuanto a que las personas que puedan ser enfocadas estén informadas de su presencia en el área.
Las cámaras de seguridad se instalan en lugares públicos, a cargo, únicamente, de organismos de seguridad del Estado. En tanto que, las cámaras de seguridad en ámbitos privados tienen su propia legislación y buscan disuadir, detectar intrusos o delitos.
En principio, cualquiera puede instalar cámaras de seguridad en su propiedad privada, siempre y cuando, no enfoque áreas públicas o propiedades privadas ajenas.
Mientras que las cámaras ocultas están regidas por una legislación más rigurosa y el uso como prueba de las imágenes generadas por ellas tiene más restricciones.
¿En qué ámbitos se utilizan las cámaras espía?
Las cámaras espía o cámaras ocultas se usan, obviamente en el espionaje, es decir, la actividad que consiste en obtener información confidencial, datos o cualquier secreto de forma encubierta, sin autorización del dueño de dichos datos. Esto es así tanto en el espionaje político, como en el espionaje industrial.
También se emplean en vigilancia para fines de seguridad y como parte de las estrategias de los detectives privados y organismos policiales.
Tipos de cámaras espía
Existen cámaras espías de pequeño formato que se usan en el espionaje para fotografiar documentos, debido a la facilidad de ocultarlas. Tal es el caso de las famosas cámaras Minox con negativos de tan solo 8 x 11 mm y con una distancia de enfoque de 20 centímetros.
Por otra parte, la miniaturización de dispositivos fotográficos ha generado las microcámaras, lo que permite ocultar la cámara en diversos objetos. Así hay cámaras espía de botón, es decir, en los botones de la ropa, al igual que cámaras espía de bolígrafo, de gafas y de reloj.
Obviamente, este tipo de cámaras se puede ocultar en cualquier lugar, desde una radio o una lámpara, hasta un detector de incendios.
Para que tengas una idea, la cámara más pequeña según el Libro Guinness de los Récords, la OmniVision OV6948, mide tan solo 0,65 x 0.65 x 1,158 mm y está equipada con un sensor de dimensiones similares a un grano de arena.
Por otro lado, existen cámaras espía, alámbricas e inalámbricas. En el primer caso, están conectadas a una video grabadora, a un ordenador o a un televisor o monitor. Mientras que las inalámbricas son más versátiles.
Dependiendo del uso que se aspire a darle, será la capacidad de la cámara espía en términos de almacenamiento y duración. Obviamente, las destinadas a una vigilancia de mediano o largo plazo, deben tener tarjetas de memoria con gran capacidad y baterías de larga duración.
¿En qué casos puedes usar legalmente una cámara espía?
A priori, se usan en cualquier caso donde requieres obtener imágenes, sean fotográficas o filmaciones, como forma de acceder a datos o conformar pruebas de alguna naturaleza.
Sin embargo, aquí entran en juego aspectos éticos y legales, ya que, se trata de imágenes logradas sin el consentimiento, ni el conocimiento, de los protagonistas de dichas imágenes o los dueños de los datos en ellas contenidos.
Sin duda, en el caso del espionaje político e industrial, las cuestiones éticas y legales son más complejas y difuminadas. Un Estado nacional que espía a otro al que considera adversario o enemigo, no se somete a ningún ordenamiento legal que no sea el propio y en función de su seguridad nacional.
En tanto que el espionaje industrial está condenado en todas las legislaciones del mundo, pero, también, es practicado por Estados nacionales.
Mientras que, en el ámbito nacional, los cuerpos de seguridad del Estado pueden, legalmente, instalar cámaras ocultas en vías públicas o instalaciones públicas.
Con la excepción de áreas que afecten la privacidad de los ciudadanos, como pueden ser los baños o vestidores, al menos en las áreas más privadas de estos lugares. Igualmente, pueden usar cámaras espía en el proceso de impedir un delito en curso que ponga en peligro la vida de personas.
Por su parte, los entes privados no están autorizados a enfocar cámaras espías u ocultas hacia zonas públicas.
En una empresa
Cualquier empresa puede instalar cámaras ocultas, sin informar, en aquellos lugares de la misma que no sean de uso común a los empleados.
De lo contrario deben informar que las áreas están siendo objeto de la acción de dichas cámaras. Si es posible colocar una cámara espía que vigile un objeto en particular o un área restringida, nunca a una persona en particular.
En tu casa o propiedad privada
Puedes colocar cámaras espía u ocultas en tu casa o enfocadas hacia ella, así como en el interior de terrenos de tu propiedad. Siempre y cuando no incluyan áreas públicas o propiedad privada de otras personas en su enfoque.
Hay excepciones, como, por ejemplo, si tienes trabajadores laborando dentro de tu casa, ya que, si bien es tu propiedad, para los trabajadores es su sitio de trabajo. Por tanto, tendrás que informarles que están siendo filmados o fotografiados.
En todo caso, si usas una cámara espía y se detecta claramente un delito, en ciertos contextos las imágenes pueden servir como prueba.
Detectives privados
Los detectives privados pueden hacer uso de cámaras ocultas para recabar pruebas de respaldo a su investigación, siempre y cuando no fotografíen o filmen áreas de propiedad privada.
En todo caso, todo lo relativo a videovigilancia en todos los ámbitos, está regido por el principio de considerar la imagen parte de los datos personales, protegidos por ley. En España, lo relativo a este tema está a cargo de la Agencia Española de Protección de Datos, fundamentada en la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal.
