El Covid ha sido, sin duda, un terremoto que ha sacudido nuestras vidas aunque, como en toda noche aciaga, siempre hay pequeños puntos de luz que brillan en el cielo. Uno de estos aspectos positivos ha sido el aumento de las personas interesadas en el cultivo de plantas, tanto en espacios abiertos como cerrados. Hoy viene a hablarnos de ello Joaquín Alberti, gerente de Plantas Sala.
¿Cómo habéis notado el impacto del Covid en vuestro negocio?
Al principio nos asustó un poco. Con el confinamiento no sabíamos realmente si íbamos a poder trabajar y, claro, un negocio como el nuestro requiere un cuidado diario o las plantas sufren daños irreparables. Finalmente pudimos desarrollar nuestra actividad y fue algo muy positivo.
¿Positivo en qué sentido?
Nosotros además del vivero físico tenemos también una tienda online de productos de jardinería y huerto. Durante la época de medidas más severas las ventas online crecieron más de un 60%. Es lógico, la gente tenía mucho tiempo libre que llenar y muchos de ellos decidieron pasarse al verde para hacerlo. Fue una grata sorpresa.
¿Y con la vuelta de la normalidad se ha notado un descenso en la actividad?
Sí, así ha sido, aunque la tendencia ha sido positivo y nuestros números del canal online son superiores a lo que eran antes del Covid. Mucha gente probó, se enganchó y ahora no pueden pasar un día sin cuidar de lo que se ha convertido en un proyecto personal.
¿Cuáles han sido las especies en las que más se ha notado el incremento?
Sobre todo ha sido en las de exterior y en los productos para huerto: semillas, abonos o plaguicidas, por ejemplo. Es lógico, ya que si tienes una casa con terreno y tiempo para dedicarle, hay pocas actividades más reconfortantes que la del cultivo. Es como volver a uno de los básicos del ser humano. Te hace sentir en armonía con la naturaleza.
¿Alguna otra clase de plantas destacable?
Aparte de las de exterior, las aromáticas han sido el otro punto fuerte junto con las flores. El tomillo, el romero y la albahaca han sido las más solicitadas. Están también se pueden cultivar en interior. Además, luego se utilizan en cocina y para la gente que lo hace es un orgullo poner sabor a sus platos con algo que ellos mismos han hecho crecer.
¿Crees que esto ha sido algo esporádico o que realmente hay un aumento de la gente interesada en la jardinería y el cultivo?
Era algo que veníamos notando, pero que con el confinamiento se disparó exponencialmente. Además, muchos de los que empezaron durante el Covid se han convertido en auténticos fanáticos. Un cliente me comentaba hace poco que el día que no hace algo en su jardín echa de menos ensuciarse las manos y el olor a tierra. Sin duda, es algo que va a más.
¿Y cuál crees que es el impacto que tiene en la vida de las personas?
Bastante positivo, especialmente en las familias. Para muchas de ellas el cuidar del huerto se ha convertido en una especie de ritual que hacen todos juntos. A los niños les encanta, se lo pasan en grande y es una manera muy bonita de acercarles a la naturaleza y estrechar lazos familiares.